miércoles, 24 de agosto de 2011

A veces no es sufiente saberlo...

En el diario caminar pareciera que no basta con conocer las promesas y enseñanzas de Dios para nuestra vida, no basta con creer ésas promesas o simplemente atesorarlas, hay que ponerlas en práctica en el momento de necesidad, hay que realmente hacerlas nuestras cuando estamos en pruebas y aflicción, es creerle a Dios, pero en serio.

Cuando lo religioso nos parezca inaplicable a nuestra confusa y compleja realidad... es cuando se tiene que ejercitar la fe.

Es un tanto cuanto lamentable que como cristianos, como hijos de Dios, veamos la Biblia y sus enseñanzas como si fuese algún tipo de álgebra que no logramos entender y que además no podemos aplicar a nuestra realidad. Deseamos tanto la protección de Dios que somos capaces de acercarnos un poco a El y aprender algunas cosas, pero luego, viene el diario vivir, los conflictos, las luchas, rompimientos y lo afrontamos con recursos humanos, con optimismo y con muchas ganas de salir adelante... pero temo que este humanismo nos ha convertido en humano-dependientes, seres que teniendo un toque de divinidad no acudimos a nuestro Dios para salir adelante, sino que a través del método humano pretendemos afrontar la vida.

Dios si nos puede proteger, pero El ha dispuesto o dejado un método para que eso suceda, no seremos forzados a caminar con El para ser beneficiados, no nos va a bendecir a fuerzas, nos protegerá del mal pero el demanda de nosotros una entrega que probablemente no estamos muy dispuestos a dar, ceder o dejarlo controlar. Mientras no cedamos el control de nuestras vidas a su autoridad, a su voluntad... muy probablemente vamos a tener constantes conflictos morales encerrados dentro de nosotros mismos y cargaremos un sinnúmero de problemas que no podemos resolver ni con la mejor terapia, y compartiremos éstas cargas, este bagaje, pesado, con todos los que nos rodean pues si ya somos incapaces de lidiar con nosotros mismos mucho menos vamos a ser capaces de lidiar con los problemas de los demás.

Yo aun no tengo hijos, y creo que estoy agradecida por eso y porque en el transcurso de mi vida he podido ver mis grandes problemas y entregarlos a Dios que nos dice:


"Venid a Mí todos los que estáis trabajados y cargados, que Yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga". (Mateo 11:28-30)

Se que muchos de nosotros podríamos creer que se puede pasar la vida sin tener que lidiar con lo que no hemos perdonado, lo que no hemos solucionado y todo lo que NO hemos puesto bajo el control de Dios, pero siempre habrá un acontecimiento, una pérdida, una enfermedad que nos dejará en una posición muy incómoda, desagradable y dolorosa y ahí es cuando vamos a tener que decidir, si seguimos en nuestras fuerzas o si finalmente, hacemos lo que debimos hacer desde un principio, ceder todo el control a una fuerza superior y reconocemos que somos incapaces de salir adelante sin su ayuda.

Charles Spurgeon escribió sobre el texto:

Nótese en seguida el precepto aquí asentado: «Venid» no es «aprended», ni «llevad mi yugo» -eso está en el versículo siguiente designado para el próximo grado de experiencia cristiana-, pero el principio de la palabra del Señor es «Venid a mí», «venid». Palabra sencilla, pero muy significativa. Venir es dejar una cosa para acercarse a otra. Venid, pues, vosotros, trabajados y cargados; dejad vuestras obras legales, vuestros esfuerzos en que confiáis, vuestros pecados y presunciones; dejad todo aquello en que hasta hoy habéis confiado y venid a Jesús, esto es, pensad en el Salvador, acercaos a Él, confiad en Él.

Y éste es sólo el primer paso, primero vamos a El y nos hará descansar, pero es un descanso condicionado: - Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas. - Una vez que nos acercamos a El... llevaremos una carga diferente, ahora que estamos cerca de El tenemos que obedecerle, aprender de El, y ahí es donde debemos despojarnos del orgullo que nos hace ser quienes somos y como somos, porque tenemos que aceptar que necesitamos aprender de El, que de hecho nuestra aflicción tiene un propósito en la mente de Dios, en su plan maestro, nuestro dolor y desesperación será usado para nuestro provecho o de alguien a nuestro alrededor. Se requiere mucha mansedumbre y humildad para llegar al punto de aceptar esto... por eso tenemos que aprender de el a ser así, como el, a aceptar nuestra circunstancia así de terrible como nos parece mansamente, es decir, apacible y tranquilamente, humildemente.

¿Las crisis en nuestra vida tienen como propósito domar nuestra alma? Creo que no siempre, pero muchas de las veces, los problemas no van a desaparecer sólo porque yo confío en Dios, pero al forma como afrontamos éstas crisis si va a cambiar, nuestra percepción de la realidad se va a ver afectada y es directamente proporcional a la fe que tenemos en El, si he crecido en fe y tengo mucha fe en Dios, me es más fácil confiar en su voluntad que si tengo una fe que esta apenas comenzando a ser usada... Aún los más experimentados en la fe, nos confesarán que aún les falta mucho por andar y que en sus momentos más oscuros su fe ha parecido menguar... Temo que es un camino largo y dificultoso, sin embargo creo que prefiero cargar el yugo de mi Señor, pues promete que será mas ligero mi trayecto. Me atrae lo fácil y lo ligero que dice será éste viaje, pero sobre todo me llama mucho la atención que por muy feo que se ponga, mi alma hallará reposo y descanso en El, siempre.

Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro. Hebreos 4:16